El viejo, la vieja y su hijo

Me pregunto ¿que es más sabio? ¿Quién es más feliz? o ¿Quién tarda menos en llegar a la felicidad?
Esta es la historia de un viejo, una vieja y su hijo…

La vieja, ambiciosa, la vieja no sabe de conformismos. La vieja que vive en su hermosa casa pero no es feliz porque piensa que es muy chica. Ella que asemeja la felicidad con autos o dinero, viajes o yates (no quiero decir con esto que ella sea feliz con estas cosas, lo que quise hacer es una interpretación figurada de su ambición, ¿me explico?). Esa vieja que es feliz cuando alcanza algo que para ti y para mí es imposible, pero ella lo alcanza porque cree que la imposibilidad no existe. Aunque dicen que la ambición de la vieja le hace mas difícil levantarse de un porrazo.
No se, quizás tu pensaras que la vieja esta mal, que es una inconformista, que no tiene humildad, que no es una agradecida del señor por lo que es y por lo que tiene. Lo que yo se, es que la vieja no es ambiciosa por su ego, por demostrarle al mundo que es mejor y capaz de lo inalcanzable, la vieja lo hace por sus hijos y por el bien de su familia, porque quiere ver a sus hijos disfrutar de una casa mejor, disfrutar de un jardín y simplemente salir de la realidad que viven el hoy. La vieja siente que solo se debe por entera a sus hijos, nada más.
Ahora te preguntas ¿Qué es del viejo? El viejo, el viejo es diferente, tiene la cabeza diferente. El viejo es más humilde, es feliz con llegar del trabajo, ver a su mujer, a sus hijos y disfrutar lo que es, un simple hombre sin dinero y sin joyas pero feliz. El viejo no se preocupa por buscar un mejor trabajo porque piensa que no necesita más dinero para ser feliz y hacer feliz a sus hijos. El viejo tiene limpia su mente con ambición. El viejo interpreta los pensamientos de Facundo “deseo poco, y lo poco que deseo, lo deseo poco. Aquel que comiendo de la basura de la calle se arrodilla antes para darle gracias al señor por lo que come”.
Cuando le pregunto al hijo (que es amigo mío) que pasa por su mente en esta situación me dice: “yo soy mas parecido a mi viejo, soy feliz con mi guitarra, con una pelota de fútbol, estando con mis viejos y con mis amigos. Con esto soy feliz. No necesito de viajes ni de yates porque soy un agradecido de la vida y de Dios por lo que soy. Tengo dos brazos y dos manos para comer, piernas para recorrer el mundo, ojos para ver al mismo y aire para vivir ¿Qué más necesito? Nada.

¡Que conformistas estos viejos! Piensas; no se, no lo interpreto como tal. Es la formula de la felicidad “deseo poco y lo poco que deseo, lo deseo poco”.
Cuando la vieja pelea con el viejo porque es muy conformista según ella, le dice que consiga un mejor trabajo, que se esmere por ser mas en la vida. El viejo sabio y humilde le dice: “mis hijos son mi felicidad, tu eres mi felicidad, somos todos felices al fin y ¿Qué mas necesito?...
Mi amigo, es decir, el hijo de los viejos me dice: “Tu interpretas tu felicidad con dinero o autos, yo interpreto mi felicidad con mi guitarra y mi gente, al final del camino somos todos felices, de otra manera pero felices al fin. Amo a mi vieja porque nos ama a nosotros, amo a mi viejo porque es feliz, y eso me hace feliz a mí…"

Esta es la historia…
de mi viejo, mi vieja y yo...el que escribe